miércoles, 5 de junio de 2013

17 Días en el Fin del Mundo

El continente antártico es el lugar más frío del planeta, donde el termómetro puede alcanzar 88 grados bajo cero.
Es el territorio más elevado sobre el nivel del mar y el más seco del mundo y sus vientos tienen la fuerza de un huracán.
Aquí se acumula más del 80 por ciento del agua dulce de la Tierra.
Literalmente es un desierto de hielo; una masa continental de 14 millones de kilómetros cuadrados; una superficie más grande que Europa y siete veces más grande que México, cubierta por imponentes glaciares y enormes icebergs a la deriva, que parecieran de cristal y magia.
Decía el poeta Pablo Neruda: "Racimo de lámparas heladas... huracán estrellado en las paredes de la nieve... arpa de hielo susurrada..."
No hay ninguno otro lugar en la Tierra que se le parezca.
Es un poderoso ecosistema, en la aparente calma de sus hielos eternos, pero tan frágil al cambio climático.
Y es difícil creer que aquí, en el punto más austral del planeta, en las condiciones más extremas se preserve el secreto de la vida, en donde los sonidos suenan diferentes, en donde las imágenes sorprenden por su belleza, su salvaje belleza.
Recorremos más de 13 mil kilómetros desde México hasta la Península Antártica, pasando por las Islas Malvinas, las Islas Georgias del Sur y el océano Austral.
Navegamos en un barco de bandera holandesa, a través de la llamada convergencia antártica, mar adentro, donde se juntan las corrientes del océano Pacífico y el océano Atlántico.
Desde la proa pareciera perderse el horizonte.
Desde la popa pareciera que el barco es devorado por la mar.
Ya de noche, la luna llena acompaña la travesía.
Desde el puente de mando, el capitán tiene noticias sobre las condiciones del tiempo.
La buena: sólo habrá marejada, sin tormenta.
La mala: se esperan olas de más de siete metros de altura.
Son los estertores del temido pasaje de Drake, el infierno de los mares, que parece no tener fin.
Pasado el "mal de mar", que no es más que un término elegante para no decir que nos mareamos, una parvada de petreles acompaña el curso del barco, señal de que estamos cerca de recalar.
A lo lejos se dibuja el contorno de la Tierra. Es la Antártida. Estamos en el fin del mundo.

"Sólo se quiere lo que se conoce y se cuida lo que se quiere"

Entendemos por ecología el conjunto de conocimientos referentes a la economía de la naturaleza, la investigación de todas las relaciones del animal tanto con su medio inorgánico como orgánico, incluyendo sobre todo su relación amistosa y hostil con aquellos animales y plantas con los que se relaciona directa o indirectamente. En una palabra, la ecología es el estudio de todas las complejas interrelaciones a las que Darwin se refería como las condiciones de la lucha por la existencia. La ciencia de la ecología, a menudo considerada equivocadamente como «biología» en un sentido restringido, constituye desde hace tiempo la esencia de lo que generalmente se denomina «historia natural». Como se ve claramente por las numerosas historias naturales populares, tanto antiguas como modernas, este tema ha evolucionado en íntima relación con la zoología sistemática. En la historia natural se ha tratado la ecología de los animales con bastante inexactitud; de todos modos, la historia natural ha tenido el mérito de mantener vivo un amplio interés por la zoología.